Algunas claves para el cuidado de la ropa del bebé

El aseo y la limpieza dentro del día a día de los bebés resulta crucial para evitar que éstos puedan contraer algún tipo de infección que perjudique su buen estado de salud. Se trata de una práctica que debe ser cotidiana, ya que el aseo les proporciona una agradable sensación de bienestar y les evita riesgos relacionados con la salud.

Niña tras el baño

A partir de ahí, es preciso destacar algunas claves para llevar a cabo un tratamiento correcto de la ropa, que desemboca en el cuidado de la piel del bebé. La higiene del cuerpo del recién nacido es muy importante, pero de igual modo es necesario dedicar una adecuada atención a la ropa que van a usar, ya sea la de vestir, la de cama o la del carrito, puesto que son elementos que repercuten de manera directa en la sensibilidad del bebé.

Los recién nacidos se encuentran en la primera etapa de la vida, en la que deben adaptarse al entorno, pero cuentan con una especial delicadeza en la piel, por lo que hay que protegerlos de manera minuciosa para preservarlos de la influencia de agentes externos. El contacto con la ropa es precisamente una de esas situaciones sobre las que se debe estar alerta en todo momento.

Para mantener esta cautela con respecto a la vestimenta, los tejidos y las telas lo idóneo es mantener un análisis exhaustivo sobre el tipo de detergentes y demás productos de limpieza que se emplean. De esta forma, surgen como prioritarios ciertos cuidados sobre la ropa del bebé que no se pueden evitar.

Claves

En primer lugar, hay que tener en cuenta que el lavado de los tejidos debe producirse cuanto antes, una vez que éstos ya estén impregnados de suciedad. Si el procedimiento no pasa por esta urgencia, las manchas y el mal olor pueden quedarse adheridos. Asimismo, es imprescindible consultar el etiquetado de la ropa para saber con exactitud de qué manera concreta hay que realizar el lavado y el planchado de las prendas, ya que estos detalles influyen directamente.

Otro factor muy importante a considerar, es la gestión que se hace del lavado de la ropa del bebé. Lo aconsejable es que ésta se lave al margen del resto de la ropa de la casa, por separado, ya que así se consigue que quede libre de cualquier tipo de contaminación que pudiera afectar a la piel del recién nacido. Además de esto, es vital emplear un detergente específico para bebé que, como Norit Bebé, esté libre de conservantes sensibilizantes, blanqueantes ópticos y alérgenos, ya que estos pueden provocar irritaciones y alergias. Se recomienda realizar esta práctica como mínimo los 6 primeros meses del bebé.

A la hora de hacer una compra de ropa nueva, hay que someterla a un lavado antes de su estreno, puesto que su apariencia de pulcritud puede ser engañosa; a través del tacto y la respiración de otros clientes que hayan tenido las prendas en sus manos, puede provocarse el contagio de algún virus o producirse la presencia de bacterias.

En cuanto al proceso del lavado a mano, si ésta es la opción elegida, es imprescindible poner una especial insistencia en aclarar la ropa para que no sobrevivan restos del producto de limpieza utilizado. Y es que los recién nacidos son muy dados a meterse las prendas en la boca, por lo que están expuestos a partículas sobrantes de detergente, con el peligro que ello conlleva. La clave para evitar esta situación pasa por emplear agua tibia.

De igual modo, se aconseja no lavar la ropa del bebé en lavanderías, puesto que el proceso que éstas utilizan puede ser desconocido, y se podría estar exponiendo la piel del recién nacido a un peligro incisivo sobre la piel.

En definitiva, se trata de mantener una metodología rigurosa dentro del lavado, que sirva para salvaguardar al bebé de posibles infecciones que afecten al desarrollo normal de su salud.

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